La nota tiene unos años ya, fue levantada hace poco por el site afro-umbandista Revista Xiré y me anoticié de ello por el facebook de la mãe Susana Andrade.
No deja de ser muy interesante, y da cuenta de las transformaciones que sufre una emblemática práctica cultural afro-bahiana.
Para matizar la desesperanza que produce, hay que remarcar que en 2010 se instituyó el Dia Nacional da Baiana de Acarajé (25 de noviembre) y que el oficio fue registrado como bien cultural de naturaleza inmaterial por el Instituto do Patrimônio Histórico e Artístico Nacional (IPHAN), además de que en el 2009 se inauguró el Memorial da Baiana de Acarajé, en Salvador. Actualmente cerca de cinco mil bahianas ejercen su oficio (y su arte) en aquella ciudad.
foto 1: Diario A Tarde
Diario A Tarde. Bahía, 5 de julio de 2008.
Surgido no candomblé, o acarajé já é vendido também por evangélicosPor Fabiana Mascarenhas e Iracema Chequer
Originado en la religión del candomblé, donde se utiliza como una ofrenda a Iansã, reina de los rayos y los vientos, el acarajé tiene más de 300 años de existencia. A lo largo de este período, una serie de cambios ocurrieron: la receta ya no lleva apenas el tradicional bollito de feijão, la ropa blanca, la pollera y la bata blancas con bordados que caracterizan a la vestimenta de las bahiazas fueron substituídas por otras ropas, la preparación de la comida –restringida previamente a las mujeres –pasó a ser realizada también por los hombres.
Además de eso, el acarajé dejó de encontrarse solamente en los tabuleiros de las bahianas y hoy puede ser comprado en delicatessens y restaurantes. Otra transformación, y más reciente, es su venta por personas de otras religiones. Los evangélicos, por ejemplo, lo llaman "bolinho de Jesús” y se rehúsan a vestir la ropa de bahiana. ¿Estos cambios hacen que el acarajé pierda su identidad?
El tema es polémico y divide opiniones, pero para la antropóloga Gerlaine Martini, del departamento de antropología de la Universidad de Brasilia (UnB), sí. Su tesis de doctorado, defendida en julio de 2007, titulada Bahianas de Acarajé: La uniformización de lo típico en una tradición culinaria afro-brasilera, analiza las transformaciones sufridas por sus formas tradicionales de venta durante el siglo XX.
Además de examinar la importancia de la actividad de venta de acarajé en Salvador, el trabajo analiza también el surgimiento del llamado “acarajé de Jesús”, práctica bastante reciente de venta de acarajé por bahianas convertidas al protestantismo, principalmente el neopentecostalismo, que intentan desvincularse totalmente de la tradición.
foto 2: Portal da Cultura
"Percibimos un fuerte cambio en la tradición cuando las adeptas del candomblé se vuelven protestantes. Aún profesando una nueva creencia, desean mantener su fuente de ingresos. Por eso, deciden retirar todos los símbolos que unen a la comida con la religión africana, como la ropa blanca, el turbante o los collares. Desfiguran el oficio al querer que el acarajé sea visto no como una ofrenda, sino apenas como una comida", explica la antropóloga de Brasilia.
Para realizar su trabajo Gerlaine Martini vivió en el terreiro Ilê Odô Ogê – Pilão de Prata, en Boca do Rio y permaneció también un período en el Pelourinho, donde se encuentra la Asociación de Bahianas del Acarajé y Mingau (Abam). “También procuré visitar diversos barrios, las fiestas de largo y busqué los tabuleiros de los evangélicos. Observé las interacciones cotidianas de venta en los distintos puestos, desde los de menores recursos hasta los más consagrados por la opinión popular”, señala.
Según la antropóloga, además de la venta de acarajé por personas de diferentes religiones, otro cambio que descaracteriza a la comida es la venta del producto por fuera de los puestos callejeros. La existencia del tabuleiro y el hecho de ser preparado en la calle son tradiciones que deben ser respetadas. Esto necesita ser preservado, y deja de serlo cuando el acarajé pasa a venderse en restaurantes y delicatessens”, afirma.
Para la presidenta de Abam, María Leda Marques, el crecimiento indiscriminado de la venta de acarajés en Salvador, sea por establecimientos o por adeptos de otras religiones, es uno de los factores que pueden llevar a una pérdida de la identidad.
“Hay personas que venden acarajé sin ningún compromiso con nuestra historia, con la cultura, y es preciso preservarla independientemente de la religión. Es preciso saber convivir con las diferencias, pero respetando el lado cultural”, afirma.
Bahiana con su tabuleiro. foto 3: http://salvador.olx.com.br
María Leda critica la postura adoptada por algunas vendedoras de acarajé evangélicas que lo denominan “bolinho de Jesús” y se rehúsan a vestirse de bahianas. “Desconozco que, en algún momento de la historia, Jesús haya comido acarajé para que ellos lo llamen de esa manera. El acarajé, hasta el día de hoy, es una ofrenda a Iansã, pertenece y siempre perteneció a los orixás. No podemos y no queremos impedir a nadie de venderlo. Lo que pedimos es que respeten la historia”, exige.
Para ella, aún cuando sea vendido en un contexto profano, el acarajé es considerado por las bahianas tradicionales como una comida sagrada. “ A pesar de todos estos cambios, para las bahianas legítimas, el bollito de feijão-fradinho frito en aceite de dendê no puede ser disociado del candomblé. Por ello la importancia de mantener la receta y luchar para que esa tradición sea pasada de padres para hijos”
La tesis de Gerlaine Martini está disponible en:
Agradezco a la mãe Susana Andrade
Fuente de la nota:
Fuente de las fotos:
(y datos sobre patrimonialización)