Sociedad: A tres meses del catastrofico terremoto, un sociólogo haitiano habla sobre el culto al vudú
Haití, el sismo y el culto a los muertos
Laennec Hurbon, sociólogo haitiano, estudia el impacto que tuvo el terremoto del 12 de enero en el culto al vudú, una costumbre central en su país. Entrevistado por Página/12, recuerda los momentos del sismo y cómo se intenta hablar de él en la comunidad.
Por Soledad Vallejos
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–Usted había empezado también a hacer notar que es preciso pensar en qué puede pasar en un país que tiene por costumbre el culto a los muertos, cuando los muertos recientes no pueden ser enterrados ni honrados con los modos usuales.
–¿Recuerda el día del terremoto?
–Sí. Estaba en la calle. Iba a una escuela que se llama Saint Trinité, donde hay una orquesta, yo soy alumno de saxofón, y participo de esa orquesta de música clásica. Es interesante. Tenía un curso a las cuatro y también un ensayo con la orquesta, ensayo que debía empezar a las cinco. Y me llamaron para decirme que no era necesario que fuera a las cuatro, que fuera directamente a las cinco porque el profesor tenía una reunión. Entonces salí de casa a las cuatro para llegar a las cinco. A las cinco menos cinco, el terremoto. Fue antes de entrar.
–¿Estaba de camino?
–Sí. Hágase esta idea: aquí está el palacio nacional, los edificios de los ministerios, también la dirección general de los impuestos y la escuela de Saint Trinité, adonde iba, estaba ahí. Toda la gente murió. Si yo hubiera estado ahí en esa reunión, habría muerto. En un momento los edificios estaban; súbitamente se cayeron. Desde fuera he visto que el edificio empezó a caer.
–En ese instante, ¿usted dónde estaba exactamente?
–En el auto. Iba al lado del chofer, y he visto que súbitamente maniobraba. “¿Qué pasa, qué está pasando?”, le decía, “¿el auto tiene algún problema?” Dice: “No, se trata de un terremoto”. Arriba del auto, sin conducir, uno no lo sentía al principio. Después hubo un cambio súbito de la vida, del mundo, de todo.
–Un instante.
–Sí. Y súbitamente de todas las casas salió gente a las calles. Palacios, catedrales, edificios, todo eso, las iglesias también, todo se cae. Eso, para una persona que no sabe mucho de terremotos, debe llevar a pensar que es el fin del mundo. Es una sensación intransmisible. Y la gente tiene miedo hasta ahora, no quiere dormir dentro de una casa. Mi casa, por ejemplo, no quedó tan mal, pero ahora tengo la cama más cerca de la puerta, que queda abierta toda la noche, para poder escapar llegado el caso. Se habló mucho de la percepción previa que tuvieron los animales. Yo conozco una persona que salvó la vida gracias a su perro, que salió de la casa dos días antes y no quería entrar. Y por fin el dueño salió de la casa para ir a otra casa, pero el perro se resistía a entrar también ahí. Por eso la persona estaba en la calle, buscándolo. Después pasó el terremoto. Cuando regresó a la casa, estaba toda derrumbada. El me dijo “yo estoy vivo gracias a mi perro, es un milagro”.
–En reuniones sociales, familiares, ¿se habla de cómo vivió cada uno ese momento?
–Sí, se habla mucho. Cada persona tiene una historia particular. Cada persona dice “es un destino”. A eso se suma el recuerdo que tienen quienes practican vudú. EL 6 de enero, usualmente en Haití hay muchas ceremonias, porque es el Día de los Reyes. Y hubo una ceremonia muy importante en la que las divinidades no aparecieron, no se manifestaron. Eso no es habitual. Nadie sabía el porqué de esa ausencia. Después del terremoto, los sacerdotes del vudú dijeron que las divinidades del vudú sabían algo, que conocían que había algo en preparación en el país y no aparecieron a causa de eso.
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La nota entera en: http://www.pagina12.com.ar/diario/sociedad/3-143725-2010-04-12.html
Fuente de las fotos: http://galembo.com/vodou/index.htm
Agradezco a Mauro Mazzarella