viernes, 30 de abril de 2010

Ofrenda a Oxum -según el último libro de Cristian Alarcón...

Como en su primer y conocido libro "Cuando me muera quiero que me toquen cumbia", la Umbanda (o Batuque) también tiene su escena en la nueva obra de Cristian Alarcón. Probablemente no es la manera en que los practicantes de esta religión quieran entrar en la literatura argentina -siendo que es un relato sobre los clanes narcos peruanos en una villa de Buenos Aires- pero es lo que hay... Y Alarcón suele narrar lo que ve...
Según la nota del diario Crítica que reproduce el texto, "así arranca el primer capítulo de esta historia"...
"Alcira estira el satén amarillo sobre una tabla como si estuviera cubriendo un altar con un mantel. Mandó a construir esa balsa de un metro por un metro tal como se lo pidió la mai, una mujer de tamaño descomunal que la guía en el universo umbanda desde hace algunos meses. Esta noche es la noche de Oxún, la versión orishá de la Virgen de la Concepción.
El orishá rige, según su propio carácter, el de sus hijos. Es una deidad vanidosa, sabia, buena madre, que aprecia el lujo. Alcira es hija de Oxún y hoy es la noche señalada para hacer el ofrecimiento que le traerá prosperidad después de tanta debacle. Por eso llevamos hasta la orilla del Río de la Plata las manos cargadas de fuentes de maíz hervido, figuras hechas en polenta y duraznos en almíbar: el color del sol es el color de Oxún.
Todo será embarcado en esa tabla que deberá flotar en el agua y navegar con la corriente, cargada con las ofrendas, como una balsa iluminada.
El apuro, la decisión tomada a última hora, nos ha dejado sin un detalle importante: las flores, que también deberían haber sido amarillas. Por ese motivo, la mai se queja.–Las flores no están –le dice a Alcira, en voz baja, como si hablara en un templo.
Olray, el fiel ayudante, esta noche vestido de fiesta con una camisa celeste planchada con obsesión y un jean ajustado a la cadera, busca las mejores entre las matas de la costa. Las arranca, de entre los yuyos y otras plantas silvestres, apenas unos metros más allá.
Aprovechándose de la oscuridad, protegido por las sombras, aspira con fuerza una pipa de pasta base.
Habíamos salido a las tres de la madrugada desde Lanús, en la provincia de Buenos Aires. Repartidos en dos autos cruzamos los suburbios: a esa hora, un día de semana, las avenidas están vacías.
Las luces de la calle apenas dibujaban los perfiles de las casas de cemento alisado que se suceden iguales, cuadradas. En los brazos llevaba a un niño de dos años. De ojos negros y rulos ensortijados, Juan se dormía en mi regazo apretándome la oreja con una mano mientras se chupaba el pulgar de la otra.
Su hermana, Martita, de ocho meses, viajaba en las piernas de Alcira. Amontonados entre las ofrendas zigzagueamos hasta distinguir el río, tras las discotecas de la costa sobre la que descansaba la carrocería de un auto abandonado. El paisaje fue alguna vez apacible pero hace tiempo el río ha dejado de tener costas amables.
(Ofrenda a Oxum en la ribera de Quilmes - foto de Alejandro Frigerio)
Ahora, junto a lo que queda de un parque, Alcira y sus escoltas, su mai y los suyos, intentan preparar la balsa con las ofrendas. Para una ceremonia ideal, el viento sopla más de lo deseable. Temo por el fuego de las velas que trajimos. Los vestidos blancos de las tres mujeres, Alcira, la mai y la madre de la mai, vuelan y se levantan. La brisa deja desnudas las piernas de la sacerdotisa: enormes, blancas, lastimadas por el roce de la carne y el calor del verano. Junto a las mujeres van los niños. La mai tiene un asistente impecable, profesional y carismático: su hijo de once años. También viste de blanco. Alcira va acompañada por un grupo silencioso: Olray, casi esquelético, de andar felino; y sus hijos Juan y Martita, los dos más pequeños.Yo intento mantenerme a unos metros. La madera amarilla parece demasiado grande para los obsequios a Oxún. Escribimos nuestros deseos en papeles ajados que llevamos en las billeteras y los enrollamos para sembrarlos entre las flores, las velas y el maíz. Alcira se saca una medalla y la deposita con suavidad sobre la pequeña tabla. Todo se irá en la balsa, en honor a nuestros sueños de buenaventura.
Caminamos por el parque hasta dejar la seguridad del césped recortado y tomar por el ripio que precede al río. Entre Alcira y la mai sostienen la pequeña balsa con cuidado, una de cada lado, como si fuera una camilla. Las mujeres se aproximan a un declive del terreno, una especie de barranca de un metro por la que pareciera que podrían deslizarse.
Pero ¿cómo conservar el equilibrio para que la balsa no peligre? Desde el río se acerca la madre de la mai. Desde el continente, Olray avanza unos pasos y, con la mano temblorosa, intenta sostener la madera que se balancea con el viento. La mai, a la que le cuesta moverse por su peso, lo ayuda con un movimiento torpe. El tiempo se detiene. El viento no: sopla más fuerte. Y en ese instante no se sabe si el viento, si la mai, si la madre de la mai, si Olray –¿quién?–, deja caer la maldita balsa; el mantel, como una colcha resbaladiza que se escurre sin remedio de una cama, se corre de la tabla, amarilla, dorada, voladora.
(Cristian Alarcón - foto diaro Crítica del 25 de abril de 2010)

Todos nos sentimos mal. Agradezco haber estado a dos pasos, lo suficientemente lejos como para no ser culpado por el error. Me imagino el puño de Alcira descargándose, precedido por el brazo compacto que lo impulsa, hasta hacerme doler alguna parte del cuerpo; pero no es el odio lo que la anima esta noche.
Alcira y la mai se arrodillan sobre el piso, dispuestas a rescatar las ofrendas mugrientas, llenas de tierra, barro y arena. Juan y Martita, la abuela y yo, nos quedamos inmóviles en nuestros sitios. Apenas si nos permitimos respirar.
El hijo de la mai dice:
–La abuela siempre cree que sabe todo, pero le avisé que se iba a caer y no me hizo caso.
La mai dice:
–Cállate la boca y ayúdame.
La abuela dice:
–Perdón mamae, perdón mamae, perdón.
Alcira no habla. Como siempre en sus treinta y seis años ella hace, ejecuta. Durazno por durazno, vuelve a ponerlos sobre el mantel de oro. También me agacho. No llego a hincarme, pero me acuclillo y busco en la arena los restos del ofrecimiento a Oxún. Detecto con los dedos, al tantear escurriendo la arena pedregosa, los papeles que escribimos y doblamos como origamis.
Todos terminamos por lanzarnos cuidadosos sobre lo volcado, hasta los niños que juegan a que juntan. Como podemos, soplamos los objetos y los restituimos. Devolvemos a su sitio sagrado las estrellas de maíz, los corazones, las velas apagadas, las flores pecadoras de Olray. Firmes y orgullosas, las mujeres regresan al camino. Ahora con el paso más lento, van hacia el río.
Los demás nos quedamos sentados en la barranca, acomodados sobre unas piedras enormes, mientras las vemos entrar descalzas al agua, con la balsa sobre las cabezas, como sosteniendo una deidad invisible.
La mai comienza con los cánticos y saludos a Oxún. “Perdón mamae, perdónanos mamae”, dice la abuela. Y canta también en ese idioma que no entendemos pero que suena real. Oié, oié oiá, oié oiá. Oié oié oiá.
Se afanan en soltar correctamente la pequeña balsa sobre el lecho del río.
El niño dice:
–Miren, allá hay un ofrecimiento.
En el horizonte se desplazan, sin rumbo, bajo la luna llena, dos luces. Son dos balsas como la de Alcira, con velas protegidas del viento.
Las de Alcira nunca pudieron ser encendidas sobre esa tabla mañosa que, a pesar de todo, las mujeres ubican, empujan y sueltan a la correntada traidora, que la devuelve, lentamente, como a un animal muerto hacia la orilla; cantan.
La mai sale del agua, entumecida, en trance. Alcira tiembla. La abuela toca un instrumento, una campana estrecha. La mai tiene a Oxún adentro.
Es Oxún. Oxún pasa el corazón de un animal, quizás una vaca, por los cuerpos fríos del cortejo.
Los unge, los limpia, los protege. Sobre nosotros, hacia el Sur, vuelan siete golondrinas que forman una ve ancha y cursiva.
Alcira les saca los zapatos a sus niños. La mai los friega con ese pedazo de corazón y vuelve a cantar sola."

Fuente: http://www.criticadigital.com/impresa/index.php?secc=nota&nid=41868
Ver también: http://www.clarin.com/diario/2010/04/26/sociedad/s-02187876.htm
Blog de Alarcón y de los escritores de su taller de literatura: http://aguilashumanas.blogspot.com/

jueves, 29 de abril de 2010

Películas sobre candombe en el Movimiento AfroCultural

EN EL MARCO DEL FESTIVAL INTERNACIONAL DE CINE DE DERECHOS HUMANOS (DERHUMALC)

EL MOVIMIENTO AFROCULTURAL invita:

VIERNES 30 DE ABRIL, a partir de las 18 horas, en el Centro Cultural Defensa
(Defensa 535, barrio de Monserrat, Ciudad de Buenos Aires)

Estreno en Buenos Aires de la película

"MEMORIA DE UNA HIJA DE OSHUN"
(Una historia de esclavitud, de resistencia y de liberación a través del Candombe)
dirigida por MARIA TORRELLAS
PREMIADA EN EL FESTIVAL "SANTIAGO ALVAREZ IN MEMORIAM", Cuba 2010.

En la misma función se proyectará también el cortometraje "1924, UNA VIDA"
De la realizadora SANDRA CHAGAS

Posteriormente habrá un debate, con la presencia de la protagonista de "Memoria de una hija de Oshun", María Farías, las realizadoras de los dos documentales, María Torrellas y Sandra Chagas, y "Mamás Viejas" del Candombe bonaerense.
Para finalizar
TOQUE DE CANDOMBE Y DANZAS AFRO, con la participación de MARIA FARÍAS Y YAMANDÚ RODRÍGUEZ.

Entrada libre y gratuita

Lugar: Sede del Movimiento Afrocultural
calle Defensa 535 - Ciudad de Buenos Aires -

PARA CONTACTARSE:
mail: grupoliberacion@gmail.com
http://movimientoafrocultural.blogspot.com/

"Memoria de una hija de Oshun": Candombe y resistencia


Memorias de una hija de Oshun
Candonbe y Resistencia.
Dirección: María Torrellas Arte: Juan Cerizola Producción: Resumen Latinoamericano.TV duración: 75 minutos.

Un homenaje a María Farias , bailarina uruguaya que sufrió esclavitud en pleno sigloXX. A través del grito ancestral del Candonbe supo sobreponerse al dolor y rebelarse contra la humillación, convirtiendo la resistencia en resilencia, superando el duelo y aportando a construir una sociedad solidaria.
Este documental aborda la cultura afro en Uruguay, que consta del Candonbe, la religión y las organizaciones reivindicativas afrodescendientes.

Testimonios de
María Farias , bailarina y artesana,
Chabela Ramirez , cantante del Coro Afrogama,
Alicia Esquivel , pediatra y activista de UAFRO,
Gonzalo Abella , historiador y escritor,
Yamandú Rodriguez , obrero, bailarín y tamborilero,
Andrés Urioste , trabajador de la salud y activista afro,
Edgardo Ortuño , diputado del Frente Amplio,
Guillermo Ceballos , director de Taller de Cuerda del Buceo,
Cristina Aguirre , estudiante y bailarina,
Henri Boisrolin , dirigente haitiano.

Entre las danzas y tambores del candombe rioplatense también se pueden escuchar canciones de Afro América y Africa.

pedidos a:
resumen@nodo50.org http://www.resumenlatinoamericano.org/

miércoles, 28 de abril de 2010

Imágenes raciales en la Feria del Libro

La Feria del Libro siempre es un buen lugar para ver las construcciones contemporáneas de la nación lllevadas a cabo por la industria cultural y por distintos organismos oficiales.
Me acerqué a la instalación que celebra (?) el Bicentenario para ver si presentaba algún indicio de diversidad étnica. Nada, apenas las figuras de algunos próceres, luciendo tan blanquitos como recién llegados de España.
El puesto del ejército argentino, sin embargo, me sorprendió gratamente.
Una de las paredes, creo que dedicada al cruce de los Andes, mostraba en primer plano y en gran tamaño, varios soldados negros o mulatos. Aunque ésta fue una de las imágenes estereotípicas y habitualmente "autorizadas" de la presencia afroargentina en el pasado, también ha sufrido un progresivo blanqueamiento -como lo han sufrido las representaciones de "los oficios en la colonia". Como siempre digo, uno se queja de las estereotipaciones pero las extraña cuando hasta ellas desaparecen.
Como símbolo del entrecruzamiento de imágenes oficiales y otras más masivas, a la izquierda de la foto, y abajo, se puede ver una imagen de la Mulatona de Clemente. Lo que muestra también las distintas construcciones de acuerdo con el género.

Otra imagen llamativa y en principio poco feliz -vista desde afuera- es ésta, del puesto de Brasil, que este año homenajea a José Monteiro Lobato. Mi primera impresión fue que representaba a potenciales lectores del autor, y me chocó el lugar inequívoco de doméstica otorgado a la mujer negra. Luego recordé que Lobato era autor de libros infantiles y me dí cuenta que los personajes representados eran los del Sítio do Pica Pau Amarelo -protagonistas de varias de sus novelas para niños y luego una famosa serie en la TV Globo.
El primer libro es de 1920, lo que ayuda a entender el rol subordinado que le asigna a los afrobrasileros. Un problema no menor en varios países: ¿qué hacer cuando varios productos -literarios, musicales, hasta culinarios- que pertenecen a nuestra infancia y ya son clásicos de la cultura transmiten imágenes a esta altura inadecuadamente estereotípicas de grupos étnico-raciales?
Sobre los personajes del Sítio: http://lobato.globo.com/misc_perssitio.asp

sábado, 24 de abril de 2010

Capoeira Angola y danza N'Golo

Deambulando por la Feria del Libro encontré en el puesto de Brasil algunos ejemplares atrasados de la Revista de História da Biblioteca Nacional -que siempre trae cosas interesantes, y con alguna frecuencia, relativas a la cultura o historia afro-brasileras.
El número de marzo del 2008 (tapa abajo) tenía una ilustrativa nota sobre la relación entre la capoeira angola y la danza N'Golo (danza de la cebra) de Angola, escrita por el historiador Matthias Rohrig Assunção y el mestre angoleiro Cobra Mansa.

Dibujo inédito de Albano Neves e Souza del N'Golo. Publicado en la Revista de História da Biblioteca Nacional y quizás antes en el libro de Assunção sobre la historia de la capoeira

La nota detalla cómo durante la década de 1960 el pintor portugués Albano Neves e Souza, que vivió varios años en Angola, propuso una relación de descendencia casi directa entre ambas variantes que convenció a algunos brasileros ilustres.
Matthias y Cobra Mansa sugieren, con criterio, que ambas artes serían apenas primas lejanas, pese a alguna similitud en algún/os movimiento/s (como se puede apreciar en el dibujo de arriba).
Lo que según mi criterio no le quita un ápice de africanidad -o de afro-brasileridad- al arte.

Pintura de Neves y Souza de 1990, en la que el artista integra las culturas angolanas (parte superior) y brasilera (parte inferior). Publicada en la Revista de História da Biblioteca Nacional

La nota se puede leer, en portugués, en el site de la revista:
http://www.revistadehistoria.com.br/v2/home/?go=detalhe&id=1445

viernes, 23 de abril de 2010

Día de San Jorge / Ogum

Ogum y sus ferramentas según el artista argentino/bahiano Carybé


Ogum según el artista bahiano Francisco Santos

San Jorge, según la Iglesia Ortodoxa Siria

La historia negra del tango


Museo Casa Carlos Gardel
La historia negra del tango
Todo tiene su “historia negra”, pero de ésta estamos orgullosos

La Subsecretaría de Cultura, a través de la Dirección General de Museos, presenta la muestra La historia negra del tango. Todo tiene su “historia negra”, pero de ésta estamos orgullosos, que el Museo Casa Carlos Gardel inaugurará el viernes 23 de abril a las 19 hs. en su sede de Jean Jaurés 735.

Esta exposición propone un recorrido sui géneris sobre el tango que parte de un sujeto histórico concreto y vivo, el afroargentino, inconsulto por todo investigador interesado, amateur y profesional. Dado que el saber existente fue generado allende a toda fuente histórica y etnográfica afroargentina, estimamos que una original perspectiva para repensar el tema es desde la propia voz del propio grupo que siempre estuvo, de alguna manera, señalado como artífice y partícipe. Esta exposición reúne, por primera vez, una amplia gama de documentos probatorios del surgimiento del tango en un contexto social donde los negros fueron artistas y protagonistas y de cómo han venido participando al presente. El recorrido propuesto comienza por el baile afroporteño por excelencia, el candombe, el cual aún ellos practican. También se exhibirán diversos tipos de documentos, como fotografías, partituras y discos, de destacados compositores e intérpretes negros. Por último, completan la exposición partituras de compositores blancos que tratan, desde diversos aspectos, la cuestión de la negritud, contribuyendo, en buena medida, a un imaginario social incluyente de lo negro del tango.
Curador Norberto Pablo Cirio

Instituto Nacional de Musicología “Carlos Vega”

Actividades paralelas:

Viernes 23 de abril a las 19 hs.

Conferencia de Norberto Pablo Cirio sobre la prosapia negra del tango y recital de música afroargentina por Bakongo.
Viernes 30 de abril a las 19 hs.

Cine-debate: Donde arde el fuego nuestro (Pablo Cirio, 2009, aprox. 40’).
Viernes 7 de mayo a las 19 hs.

Recital de tangos. Rita Montero y Néstor Bellini.
Viernes 14 de mayo a las 19 hs.

Presentación del libro Latitudes africanas del tango, de Néstor Ortiz Oderigo (UNTREF, 2009), a cargo de Dina Picotti y Norberto Pablo Cirio. Homenaje a Carlos Posadas, Enrique Maciel, Gabino Ezeiza, Leopoldo Ruperto “el Africano” Thompson, Gregorio “Sotí” Rivero y Joaquín Mauricio Mora, a través de la entrega de un presente a sus descendientes.

La muestra podrá visitarse hasta el 21 de mayo en los horarios del museo: lunes, miércoles, jueves y viernes de 11.00 a 18.00. Sábados, domingos y feriados de 10.00 a 19.00. Martes cerrado. Entrada: $1. Miércoles gratis.

jueves, 22 de abril de 2010

La esclavitud en Todo es Historia (2)

Como dije en la entrada anterior, la nota de Todo es Historia, por más bienintencionada que sea, atrasa varios años en su perspectiva respecto de las dinámicas culturales e interraciales que analiza. En el estado actual de los estudios afro-argentinos, resulta díficil realizar afirmaciones del tipo: "desaparecieron"; "no eran discriminados"; "aprendían rápidamente" o "se civilizaban"... Estas aseveraciones quizás no eran tan problemáticas hace una o dos décadas pero ahora causan tristeza, estupor o enojo.

Comentario de Esculapio:
En esta edición de "Todo es Historia" vuelve a aparecer el cuadro de Prilidiano Pueyrredón que traía el libro "Buenos Aires Negra" de Daniel Schavelzon. Esta vez el "sirviente" de la dama negra es un "vendedor ambulante". ¿No habrá un alma prudente y mesurada que se limite a indicar el título que el artista le dió al cuadro?.
Las conclusiones son producto de la ingenuidad o la imposibilidad de ponerse en los zapatos del oprimido: si se trataba de disponer de las pocas pertenencias que podía llegar a tener un esclavo, que litigaran lo que se les diera la gana. En cambio, si se trataba de la libertad como recompensa por participar de la reconquista y defensa de Buenos Aires, se les otorgaba... pero a un número limitado y para pasar a formar parte de las unidades militares de entonces. ¿Alguien cree que los esclavos no se daban cuenta de cómo los cagaban?
Para mí, uno de los recursos del racismo es negarle complejidad síquica al considerado inferior. Un abrazo.
Esculapio.

Comentario de Pablo Cirio
Te iba a escribir algo sobre el sensible avance en el conocimiento sociohistórico de Todo es Historia respecto a los afroargentinos del tronco colonial... parece que no desaparecieron con la fiebre amarilla, hacia 1870, sino que supieron vivir media década más.
De seguir así, en la próxima vez que tengan a bien tratar del tema puede que se desayunen de que los afroporteños están vivitos y coleando, aunque me adelantaría a considerar que los adjetivarán como fósiles vivientes si llegan a ver que, por el azar mendeliano, muchos no se han desennegrecido menos que el carbón.
No veo la hora de ir a Merlo (AF: donde está la Asociación Misibamba) a avisarles que viven.
Atte. Pablo Cirio.

miércoles, 21 de abril de 2010

"Dos perlitas" afroargentinas

Como "Fotohistoria del mes", y bajo el título "Dos Perlitas", la revista Todo es Historia del mes de marzo también trae esta foto de dos niñas afroargentinas. Yo no le hubiera puesto ese título y tampoco estoy de acuerdo con la interpretación que se sugiere al final, pero dada la escasez de fotos sobre el tema, celebro su publicación.
(foto colección Héctor Pezzimentti - publicada en Todo es Historia 512, marzo de 2010)

La fotohistoria del mes
Por Felicitas Luna

"Dos hermanas posan muy serias en el fondo de su casa, circa 1920. El telón de fondo tapa un gallinero y nada impide que las pequeñas luzcan sus mejores ropas, grandes moños y sus juguetes preferidos. No tenemos datos del fotógrafo ni dónde fue tomada esta imagen. Los rasgos de las niñas que miran fijamente al fotógrafo revelan que descienden de aquellos morenos que por entonces estaban desapareciendo al mezclarse con la inmigración recién venida de Europa"

Fuente de foto y textos: revista Todo es Historia 512, marzo de 2010

martes, 20 de abril de 2010

La esclavitud en Todo es Historia

La revista Todo es Historia del mes de marzo (estoy un poco atrasado) trae una larga nota sobre un pleito judicial que se desata en una familia de negros esclavizados a raíz del testamento dejado por la jefa de familia.
El trabajo de Maud de Ridder de Zamborain trae datos interesantes, aunque atrasa en su visión idealizada de las relaciones raciales de la época y en su visión evolucionista de la cultura.
Al comenzar el artículo señala : "Nos llama mucho la atención cómo los negros africanos que llegaron como esclavos, arrancados a sus costumbres ancestrales, sin conocer el valor del dinero -en Africa negra se usaba sólo el trueque para comerciar- en pocos años progresaban, se adaptaban a la cultura del lugar, aprendían la lengua, eran bautizados en la religón católica, comprendía el valor del dinero, del ahorro, de la posesión." (mi énfasis).
Termina el artículo diciendo: "De este litigio, nos queda la certeza de que en Buenos Aires de fines del siglo XVIII a los negros, tanto esclavos como libres, no se los discriminaba, eran escuchados y considerados". (mi énfasis)
Es interesante que todavía haya quien pueda pensar que puede existir esclavitud sin discriminación...
La foto de tapa, cedida por Héctor Pezzimentti, es atractiva, aunque el título "Sobre Negros, pleitos y herencias" no es del todo feliz.
Al comienzo, una reflexión de la directora de la revista titulada "La negritud, algo más que el color local" se beneficiaría de una actualización mayor acerca de los trabajos sobre el tema, pero hay que reconocer que no es su especialidad.

domingo, 18 de abril de 2010

Inconformismo afro


Fuente: revista Noticias, 27 de febrero de 2010

Inconformismo afro (2)


Fuente: revista Viva 11 de abril de 2010

Sensibilidad afro


Fuente: revista Viva del 11 de abril de 2010

viernes, 16 de abril de 2010

Los ojos celestes de Jesús (2)

En Pascuas, hice una entrada en la que señalaba el predominio de la imagen de Jesús como un hombre de tez blanca, cabellos claros -si no rubios- y ojos también claros o celestes. Un par de estudios aparecidos en los últimos años cuestionan esta imagen, proponiendo en vez la de una persona cuyo fenotipo corresponde al de un habitante del Oriente Medio, que obviamente se diferencia del de un europeo, digamos, occidental.
La nota de Clarín que da cuenta del último estudio, apareció con el título: "Moreno, bajito y de ojos oscuros...". Comienza de la siguiente manera: "Y un día Jesús dejó de ser ese muchacho esbelto, de largos cabellos dorados, mirada angelical y ojos azules para parecerse mucho más a los hombres de su tierra: moreno, bajito y de ojos oscuros, como cualquier habitante de Medio Oriente de hace 2000 años.(...)"
La última revista Barcelona, en su reseña crítica de titulares, reproduce el de Clarín, bajo el título-comentario, a su vez, de "Cabeza".
O sea: moreno + bajito + ojos oscuros = (negro) cabeza.

Uno podría descartarlo como una humorada típica de esta revista, pero un chiste bastante parecido apareció días antes en el propio Clarín, en la última página de la sección Espectáculos.
La ecuación es casi la misma, pero con una referencia ya más específica:
Jesus = moreno + bajito + ojos oscuros = Carlitos Tévez (= (negro) cabeza).
Uno de los temas recurrentes del blog -espero no ser muy insistente al respecto- es la preocupación por la racialización (negada) de los sectores populares de nuestro país.
La cada vez más frecuente utilización, siempre denigratoria, de términos como "negro", "negro cabeza", "cabeza", "negro de mierda" indica una creciente racialización en la medida en que a determinados fenotipos se les asignan cualidades morales, intelectuales y emocionales negativas. Por más que se señale, habitualmente, que se habla de "negros de alma" y no "negros negros".
Pero cuando uno mira un poco las descripciones de los "negros" o "negros cabeza", siempre aparece alguna referencia a su fenotipo más oscuro, que denota -no explicitamente- algún tipo de mestizaje biológico (son no-blancos).
Aunque lo que hace a todo este asunto realmente chistoso, y que denota también la existencia de un orden racial-religioso, es la presunción subyacente: "Cómo podría Jesús ser (alguien parecido a) un negro cabeza?"
Fuente de las fotos:
1) http://www.clarin.com/diario/2010/04/01/um/m-02171342.htm
2) revista Barcelona del 9 de abril de 2010
3) diario Clarín del 3 de abril de 2010

jueves, 15 de abril de 2010

Mujeres del Candombe - La cruda realidad....

Murió Marisol
por Luciana, abogada de COPADI (Colectivo para la Diversidad)

Marisol, mujer del candombe, enferma de SIDA, murió yendo a cobrar la última cuota del subsidio de mierda que el Ministerio de Desarrollo Social de la Ciudad le pagaba después del desalojo del Movimiento AfroCultural de la calle Herrera.
Sus hijas, mujeres del candombe, quedan solas con su madre ciega, mujer del candombe.
El INADI ordenó en diciembre al Ministerio de Desarrollo Social de la CABA que considerara especialmetne la vulnerabilidad de Marisol y su familia, pero el Ministerio se pasó al INADI por el culo, y veremos ahora si el INADI se pasa o no por el culo la muerte de Marisol.
A Marisol no la mató el sida, la mató el racismo de Estado. Su responsabilidad es directa. se avisó a la Ministra que Marisol estaba en una pésima situación que el desalojo empeoraría, se le ordenó que tomara medidas especiales. No hizo nada, la trató como a una persona a quien el desalojo no le causaba ningún daño adicional, como alguien que tenía todo a su favor para resolver su situación de vida por sí misma. Y así Marisol, que tuvo que irse a vivir a Solano y tuvo que dejar su tratamiento en el hospital de capital, cada mes llevaba y traía sus papeles, los de sus hijas, los de su madre, para poder pagar un alquiler y comer.
A esta mujer del candombe el Estado le robo su dignidad, y luego la mató.
No hay nada bonito ni femenino ni romántico en ello.

martes, 13 de abril de 2010

Mujeres y/del Candombe

Mujeres del Candombe/ Mujeres y Candombe
Por Viviana Parody. Bs.As.-Montevideo

Hace ya muchos años que circulan entre nosotras (parafraseando a Luis Ferreira) "las mujeres tambor". Ese "nosotras" vale aclararlo amplio, diverso, profundo, no menos conflictivo; mujeres blancas, "mestizas" o negras, afrodescendientes, hijas de los barcos todos, portadoras unas mas otras menos, pero cultoras todas y parte todas del candombe. Una diversidad que nos permite preguntarnos HOY, siglo XXI, y sin hacer apología ni eco de los discursos extremos (feministas, por ejemplo) : ¿por que el candombe fabrica comparsas de mujeres en ambas orillas?. Mas que el 24 de Marzo, en Bs.As. fue de destacar la llamada casi a "escondidas" que se realizara el lunes 8 de Marzo, convocada por Iya Kereré, comparsa de mujeres de Bs.As.. Al evento fueron invitadas e invitados todos los candomberos y candomberas de las principales comparsas. Las comparsas más destacadas de San Telmo directamente obviaron saludar con un feliz día a sus propias mujeres integrantes. Hubieron distintos intentos de eventos en relación a mujeres y tambor, fundamentalmente tendientes al encuentro.
Aun hay mucha desescucha dentro de la comunidad candombera , y lo que nos resulta grave y aún hoy nos sorprende es la falta de permiso y la asunción del discurso misógino en las propias mujeres que dentro del candombe deciden encontrarse desde la competitividad, la rivalidad por el lugar-el macho-el vestuario, solucionando los intercambios que debieran ser verbales con intercambios a los golpes...literales..., materializando un felinesco espectáculo cada tanto en los domingos de San Telmo, y haciendo eco de aquél aspecto "tanatico" que en este blog se mencionara (ver entrada del 6 de enero de A. Frigerio), como si aún gran parte del "ethos" candombero a desarrollar (además de la performática percusiva o la danza) diera continuidad en "la supervivencia" (sos candombera si sobrevivís a las trompadas de las que te anteceden).
Me resulta no solo llamativo, sino tema de investigación concreto : mujeres, candombe y violencia, las mujeres como canal de la violencia (simbólica y concreta) que circula en esa "agonística" que uno ya no sabe si es propia a la performática candombera o código de clase social (extenso y complejo sería desarrollarlo en éste comentario).
"Mujeres" en el candombe es un plural inmenso. Comienza en las mamas viejas (a quienes en modo muy interesante como incipiente documentalista nuestra compañera afrodescendiente Sandra Chagas está comenzando a registrar, con sus historias increíbles, penurias, relatos , fotografías), sigue por todas las mamas negras (jóvenes, en su mayoría solas a cargo de sus hijos, con escasos recursos y nulo empoderamiento y participación en los discursos que la propia comunidad negra lleva adelante), incluye a las mamas blancas (argentinas, porteñas) que "alojaron" y construyeron familias inter-raciales e inter-culturales, con procesos de construcción y redefinición identitarios extensísimos (en su mayoría también solas a cargo de sus hijos afrodescendientes), y por último aparecen las visibles: las que "no callan", mujeres también argentinas/blancas/porteñas, que a su propia cultura urbana incorporan el tambor como modo de discurso estético y si se quiere político.

¿Hay un tambor para las oprimidas (en el sentido social del término en el que Freire podría usarlo) y un tambor para la clase media? ¿Cómo son los niveles de participación, de empoderamiento dentro de esa diversidad tan grande de "mujeres del candombe"? ¿Cómo impactan los mitos femeninos (Rosa Luna, la Gularte...Lágrima Ríos) en los permisos de modelo de mujer que circulan entre las candomberas? ¿A quiénes se considera "candomberas"? Definidas por los candomberos: "esas mamas luchadoras, que arremeten a la vida mientras los hombres van a la guerra" (como escuché en una comparsa); "las leonas...mujeres con fuerza, luchadoras, que saltan como fieras"...y que cocinan para todos, se dejan a si mismas para lo último, son sostén del hogar e incluso de la familia extendida, "cacicas" y reproducen "con la leche templada y en cada canción" la desigualdad de género...soportando con orgullo.

"La mama vieja nunca se queja...vive su vida feliz" dice la letra de uno de los candombes mas difundidos.
Tal vez llegó la hora de empezar a preguntarles (y esa es la iniciativa de éstos trabajos que menciono, generar narrativas en nombre propio y no "en nombre del padre", relatos e historias de vida, encuentros y producción de logos).....porque justamente en esa diversidad/pluralidad (de raza, clase social, identidad sexual, franja etárea, etc..) que no nos permite hablar desde un sector en nombre de todos los sectores dentro de ese colectivo "mujer-tambor" (desde el perfil "mujeres/tambores no callan", o desde el perfil "afrocandomberas solamente" o "mamas viejas solamente") está la promesa de una producción de sentidos que -sin dudas- tiende al eros como generador (pulsión de vida: no violencia, salud, deseo, libido), frente a esa "agonística" (tánatos) que permite en el candombe el anclaje (o que es clivaje) de la muerte-estigma, antecara de la exotización.


Las "Mujeres no Callan" (nombre que me parece pertinente para ese perfil de tamborera clase media, profesional) sin duda han hecho tanto en Bs.As. como en Montevideo el aporte que en la danza aún es difícil ver: un camino entre la vedette (exotización) y la mama vieja (estigmatización, caricaturización) como polos de mujer posibles dentro del imaginario del candombe.
Ahora entre esa diversidad de caminos de ser mujer con el tambor, el desafío es tender puentes, construir significados comunes o compartir la disimilitud de representaciones, y ... desde la cigota generar.
Brindo por los espontáneos encuentros y caminos "nadados" desde hace mas de una década con preguntas-sones y respuestas , en las idas y vueltas de casa en casa de Bs.As. y Montevideo (hoy con niños/as a cuestas) entre "Las Comadres" (Berta Pereyra-Uruguay), "Tamboro Mutanta"(Bs.As.), mujeres de ACSUN (Uruguay), militantes y activistas de ambas orillas, que con el correr de los años vemos pasar nuestra propia historia mientras nos re-conocemos.

lunes, 12 de abril de 2010

El vodou y el sismo

En Página 12 de hoy, una entrevista al sociólogo haitiano Laennec Hurbon, uno de los mayores estudiosos del Vodou.
Una buena excusa para mostrar también algunas imágenes de la fotógrafa norteamericana Phyllis Galembo, especializada en cultura y religión afroamericana y africana.
Foto de Phyllis Galembo: Retrato de Alenord J. Baptiste, de Gonaïves, Haiti, 1995
Página 12, 12 de abril de 2010
Sociedad: A tres meses del catastrofico terremoto, un sociólogo haitiano habla sobre el culto al vudú
Haití, el sismo y el culto a los muertos
Laennec Hurbon, sociólogo haitiano, estudia el impacto que tuvo el terremoto del 12 de enero en el culto al vudú, una costumbre central en su país. Entrevistado por Página/12, recuerda los momentos del sismo y cómo se intenta hablar de él en la comunidad.
Por Soledad Vallejos

(...)
Hurbon pinta un panorama tan desolador que las palabras no podrían describirlo cabalmente, porque “lo que está pasando en Haití después del 12 de enero no se puede contar”. Sin embargo lo intenta, en medio de su propio proceso de reflexión, en pleno intento de construir a partir de la experiencia. Invitado por la Unidad Coordinadora de Proyectos Especiales del Sector Cultural (Unpec) del Ministerio de Relaciones Exteriores, dice que hablar de un futuro es imposible sin tener presente “el millón y medio de personas que vive en las plazas públicas, en los espacios vacíos. Y eso es terrible porque viven en la promiscuidad total, y que no fue peor gracias a la acción de muchas organizaciones no gubernamentales que con su ayuda internacional llegó a Haití”. Lo complejo, sin embargo, reside en articular esas ayudas, porque “esa ayuda internacional no tiene verdaderamente un interlocutor en el gobierno haitiano, que también ha sido muy afectado” por el terremoto. Si antes del 12 de enero “era muy débil, poco volcado a trabajar por el bienestar colectivo y por eso merecía muchas críticas de la sociedad civil y los partidos políticos, también es cierto que le costaba gestionar porque ya era bastante débil”. Por eso, concluye Hurbon, “la gente tenía la sensación de que estaba totalmente abandonada. Y no sabe mucho del futuro”.
(...)
–Usted había empezado también a hacer notar que es preciso pensar en qué puede pasar en un país que tiene por costumbre el culto a los muertos, cuando los muertos recientes no pueden ser enterrados ni honrados con los modos usuales.
–Sí, estoy estudiando eso. En Haití hay una cuestión cultural muy fuerte al respecto. La población tiene la costumbre de homenajear a sus muertos, y que no haya podido hacerlo esta vez significa que hay un drama cultural muy profundo que la población está viviendo. Durante muchos días, todo el mundo vivió con los muertos, con los cadáveres cerca, en las calles. Eso es muy trágico.
–Por un lado, la omnipresencia de la muerte, pero por el otro la certidumbre de que esas muertes son anónimas al resultar tantas.
–Sí, por eso y porque no había manera de saber. Es realmente un problema. Estoy haciendo una reflexión sobre este tipo de trauma, porque en verdad la investigación en este momento no resulta posible. Después del terremoto, se hicieron tres días de plegarias, de oraciones, en las plazas públicas, participaron de las religiones más importantes. Fue una reacción masiva, frente a la ausencia del Estado, o mejor dicho falta de presencia. Y también como reparando, o buscando llenar la falta de la explicación al evento. Porque la explicación científica no es muy fácil de aplicar en estos casos, cuando un terremoto pasa y súbitamente todo se derrumba... Va a haber que trabajar mucho en las escuelas, no tanto para hablar sino para hacer hablar. Hay que simbolizar la situación.
(...)

Foto de Phyllis Galembo - El lwa Azaka con un vévé para Ezili, Haiti, 1993

–¿Recuerda el día del terremoto?
–Sí. Estaba en la calle. Iba a una escuela que se llama Saint Trinité, donde hay una orquesta, yo soy alumno de saxofón, y participo de esa orquesta de música clásica. Es interesante. Tenía un curso a las cuatro y también un ensayo con la orquesta, ensayo que debía empezar a las cinco. Y me llamaron para decirme que no era necesario que fuera a las cuatro, que fuera directamente a las cinco porque el profesor tenía una reunión. Entonces salí de casa a las cuatro para llegar a las cinco. A las cinco menos cinco, el terremoto. Fue antes de entrar.
–¿Estaba de camino?
–Sí. Hágase esta idea: aquí está el palacio nacional, los edificios de los ministerios, también la dirección general de los impuestos y la escuela de Saint Trinité, adonde iba, estaba ahí. Toda la gente murió. Si yo hubiera estado ahí en esa reunión, habría muerto. En un momento los edificios estaban; súbitamente se cayeron. Desde fuera he visto que el edificio empezó a caer.
–En ese instante, ¿usted dónde estaba exactamente?
–En el auto. Iba al lado del chofer, y he visto que súbitamente maniobraba. “¿Qué pasa, qué está pasando?”, le decía, “¿el auto tiene algún problema?” Dice: “No, se trata de un terremoto”. Arriba del auto, sin conducir, uno no lo sentía al principio. Después hubo un cambio súbito de la vida, del mundo, de todo.
–Un instante.
–Sí. Y súbitamente de todas las casas salió gente a las calles. Palacios, catedrales, edificios, todo eso, las iglesias también, todo se cae. Eso, para una persona que no sabe mucho de terremotos, debe llevar a pensar que es el fin del mundo. Es una sensación intransmisible. Y la gente tiene miedo hasta ahora, no quiere dormir dentro de una casa. Mi casa, por ejemplo, no quedó tan mal, pero ahora tengo la cama más cerca de la puerta, que queda abierta toda la noche, para poder escapar llegado el caso. Se habló mucho de la percepción previa que tuvieron los animales. Yo conozco una persona que salvó la vida gracias a su perro, que salió de la casa dos días antes y no quería entrar. Y por fin el dueño salió de la casa para ir a otra casa, pero el perro se resistía a entrar también ahí. Por eso la persona estaba en la calle, buscándolo. Después pasó el terremoto. Cuando regresó a la casa, estaba toda derrumbada. El me dijo “yo estoy vivo gracias a mi perro, es un milagro”.
–En reuniones sociales, familiares, ¿se habla de cómo vivió cada uno ese momento?
–Sí, se habla mucho. Cada persona tiene una historia particular. Cada persona dice “es un destino”. A eso se suma el recuerdo que tienen quienes practican vudú. EL 6 de enero, usualmente en Haití hay muchas ceremonias, porque es el Día de los Reyes. Y hubo una ceremonia muy importante en la que las divinidades no aparecieron, no se manifestaron. Eso no es habitual. Nadie sabía el porqué de esa ausencia. Después del terremoto, los sacerdotes del vudú dijeron que las divinidades del vudú sabían algo, que conocían que había algo en preparación en el país y no aparecieron a causa de eso.
(...)

La nota entera en: http://www.pagina12.com.ar/diario/sociedad/3-143725-2010-04-12.html

Fuente de las fotos: http://galembo.com/vodou/index.htm

Agradezco a Mauro Mazzarella

El vodou y el sismo (2)


Comentario de Pablo Cirio
Me impresionó el último párrafo, ¡vaya forma de ayudar a los fieles que tienen las divinidades!, toda la vida honrrándolos durante generaciones y cuando están por morir cientos de miles de ellos ni siquiera avisan, ¡se borran!
Bueno, ahora en serio, y como devoto de san Baltazar, aquí como este santo pasa algo parecido, pero el problema está cuando se aparece, sea en sueños o en la vigilia: señal de que va a pasar algo malo. Y si habla -ya que es un ser de muy pocas y generalmente ininteligibles palabras- peor. Algo africanamente opuesto a la concepción católica de que una epifanía divina es considerado como un inequívoco privilegio revelador.

Comentario de Alejandro Frigerio
Sí, el párrafo es bastante impresionante, y es uno de los motivos por los cuales subí la entrevista. También su imagen de los edificios cayéndose justo cuando estaba por entrar.
Interesante lo que contás de San Baltazar. No estoy del todo seguro, sin embargo, del "africanamente" de tu última oración. Primero, habría que ver si "epifanía" es un término que puede ser usado para cosmovisiones de origen afro -donde la comunicación humano-espiritual o divina es muy común, principalmente a través de la posesión, del oráculo o de las ofrendas. Segundo, en las religiones afroamericanas buena parte de la la comunicación con las entidades espirituales incorporadas en los mediums es "un privilegio revelador" -más frecuentemente que en el catolicismo, claro. Tanto de cosas buenas como malas.
Mi pregunta sería: la aparición de San Baltazar estaría causando lo malo, o lo anticipa? -en cuyo caso, igual sería "revelador". Recordemos que la Virgen, por otro lado, muchas veces hace anuncios apocalípticos, también.

El vodou y el sismo (3) - Las apariciones de San Baltazar, más bien...

Comentario de Pablo Cirio:
Bueno, utilicé "epifanía" en su sentido de "manifestación", aunque la palabra tiene tanta carga bíblica que es bastante dificil descomprometerla.
En realidad, siempre las cosas son más complejas que lo que uno pueda escribir, al paso, para un blog, pero la manifestación de san Baltazar a sus devotos es sólo cuando estos no cumplen su palabra en una promesa hacia él. Ya el hecho mismo de que se les aparezca -usualmente en sueños "me hizo soñar"- es un castigo. También se lo considera un santo celoso, por lo que si los dueños de su imagen presta alguno de los enseres de la misma para otro fin que no sea para su veneración, este se les aparece para recriminarle. La reprimenda preferida del santo es "quitarle el aire" al devoto, asustándolo, pero puede llegar a causarle la muerte. Ergo, siempre es mejor que no se aparezca. No digo que la Virgen no pueda aparecer para señalar desgracias, como la de Fátima, pero en sí la manifestación divina es, siempre, un bienvenido privilegio católico.
No así, curiosamente, cuando esa manifestación ocurre dentro del cuerpo vivo del creyente... ahí la cosa, digamos, se pone espesa.


domingo, 11 de abril de 2010

Crónicas Afro-Mexicas

Nuestro amigo, colega y colaborador del blog Nicolás Fernández Bravo está de viaje por México. Lo agarró la lluvia en Tulúm y, aburrido, escribió y luego nos envió esta crónica.
Pobre de é (?), y agradecidos, nosotros...
Que sean más, Nico....
Mario Guzmán Oliveres (b.1975), "Encuentro de pueblos negros , 2004, grabado en madera, 20"x40", de la exhibición The African Presence in Mexico, en el Mexican Fine Arts Center Museum

Mondongo a la mexicana
Por Nicolás Fernández Bravo

En la bastante improbable localidad de Escárnaga, en el Estado de Campeche (México), es posible encontrar un puesto callejero, pedir un rico guiso mondongo por menos de 2 dólares y alimentarse de una receta que desarrollaron las personas africanas traídas en calidad de esclavos por los españoles para trabajar en las distintas plantaciones de la entonces próspera colonia de Nueva España. Tuve la oportunidad de comprobar lo interesante que es el cambio en las tradiciones culturales afroamericanas, al experimentar una sutil variación de la versión “argentina” de esta comida: en las calles de Escárnaga (y posiblemente en otros lugares de México), el mondongo es preparado con chiles picantes, pimienta negra y, por supuesto, viene acompañado por tortillas. Por lo demás, se parece bastante al “guiso de toalla” que recordaba haber comido por última vez en mi infancia porteña, hace más de 30 años.
Mientras conversaba sobre la calidad del mondongo con la cocinera (“el mejor que había comido en tres décadas”, le confesé), me resultó desafiante “hablar del tema”. Consciente de las sensibilidades que suele generar hablar con la memoria de las poblaciones racializadas en países donde el racismo es activamente obliterado – como es el caso de Argentina y México – traté de dar vueltas sin ir al grano. “Bueno, esta es una comida regional mexicana”, me dijo la cocinera, quien tenía rasgos físicos que daban a pensar en una ascendencia africana. La conversación fue amable, pero tampoco digamos que verborrágica. Tras media hora de diálogos circulares, decidí que había que ir al grano.
- Pero esta comida, ¿la comían los negros mexicanos en la época de la colonia?
- Nooo, qué va m´hijo! Esta es una comida regional mexicana!
Aunque la cocinera y su socia parecían afro-descendientes, es sabido que los grupos de población de la zona que ocupó la civilización Olmeca, tienen también lo que podrían considerarse “rasgos afro”. A tal punto que las famosas cabezas talladas en piedra por los Olmecas, fueron vistas a través de los anteojos racializantes de los exploradores-aventureros del siglo XIX, como prueba de la presencia de africanos antes de la llegada de los colonizadores españoles (pseudo-teoría que por cierto, no goza de mucho consenso entre los arqueólogos). También es conocido el enorme flujo migratorio afro, tanto histórico como reciente proveniente del Caribe, y su fuerte impacto en las distintas regiones del país. Con lo cual, la clasificación del origen de las cocineras y su relación con las prácticas culturales a partir de su fenotipo resultaba al menos complicado.
Afro-mexicanas de la Costa Chica

Es probable que las virtudes metodológicas de esta “etnografía circunstancial” (¿?) sean más bien magras, y que en contextos más serios y con más tiempo, efectivamente sea posible dialogar sobre la memoria y la vigencia del legado de la población de origen africano en México. Pero esta anécdota pasajera me hizo pensar en una serie de problemas que en algún punto, pueden conversar con nuestra realidad afro en Argentina.
El proyecto de la modernidad en Argentina tiene pocos puntos en común con la versión mexicana. La modernidad en México se asienta sobre un explícito y celebrado relato de mestizaje. Los elementos indígenas de este relato tienen dimensiones demasiado grandes para ser invisibilizados: desde la monumental arquitectura de las culturas precolombinas, pasando por la cuantiosa población indígena actual, hasta su extraordinaria y diversa dinámica cultural. De todos modos, este mismo relato ha hecho que las grandes civilizaciones sean exclusivamente parte de un pasado mítico, y que las poblaciones subalternas actuales sean un lastre que la mexicanidad en general tiene que “tolerar”. La militarización de Chiapas es un ejemplo de lo que puede hacer el Estado cuando esta tolerancia deja el disfraz del multiculturalismo. Pero por lo general ambos, el pasado y el presente, alimentan una colosal industria turística marcada claramente por el color del consumidor y de la propiedad. La escasez de debates públicos sobre el racismo en México, incluso con su celebrado mestizaje, son parecidos a los de la Argentina: aquí no hay racismo. No hay racismo porque aquí nos mezclamos muy bien, güey, y porque indios quedan pocos y negros no hay, ché.
En medio de estos dilemas, la historia de la población afro en México es diferente a la de la Argentina: es el producto de un proyecto de modernidad diferente. Pero la situación actual de los afro-mexicanos es semejante: no contamos para la historia, somos invisibles, nuestro aporte en la construcción de la Nación es ignorado. La forma de los reclamos colectivos de la población “afro guión”, organizada fundamentalmente en algunas localidades de Oaxaca y Veracruz, y apenasdispersa en Tabasco, Campeche y México DF, es prácticamente idéntica y cuenta con obstáculos y estímulos muy semejantes a los de la Argentina: apoyos eventuales, fundaciones ocasionales, oportunistas rapaces. Por su parte, algunas iniciativas impulsadas por Guillermo Bonfill Batalla y un grupo reducido de intelectuales reunidos en torno al programa “La Tercera Raíz”, han dado resultados que recuerdan tristemente al estado de la temática en la Argentina. Esta simetría presenta algunos interrogantes sobre la preocupante homogeneidad de la estructura del discurso sobre el racismo en América Latina, y permite considerar qué errores podemos evitar para salir del fango.

Foto de MANUEL APODACA: pareja afromexicana en Cuají, estado de Guerrero

En un entorno de invisibilidad de la población, las prácticas y los debates sobre la herencia africana en México, la anécdota de las cocineras me invitó a pensar algunas diferencias específicas: la relación entre lo público y lo privado, la forma en la que ha operado el cambio cultural, y lo riesgos del pensamiento racializado. En primer lugar, encontrar marcas de la herencia africana en el ámbito público, es en sí un hecho interesante y en absoluto aislado. Hay muchos locales que venden actualmente mondongo y lo publicitan, a sabiendas o no de su origen. Esto no parece representar ningún conflicto en torno a quién está autorizado a cocinar mondongo, ni parece limitar su uso a la esfera de lo privado. En segundo lugar, es evidente que hubo un fuerte proceso de integración de la “receta”, hasta el punto de mexicanizarla y diseminarla por toda la nación (o al menos al sur de México, donde la he visto en reiteradas oportunidades). No parecería razonable que los afro-mexicanos se sientan ofendidos por la irrupción de la tortilla en el mondongo, u otro elemento que atente contra la “pureza” de la receta original. Por último, la anécdota ilustra lo difícil que resulta el trazado de genealogías racializadas en contextos en donde la memoria colectiva ha sido fuertemente aplastada por un proyecto de modernidad selectivo (mestizo o europeizante, qué más da) que no contempló el aporte de los grupos de población de origen africano que trabajaron en los cimientos de esa misma modernidad.
Así las cosas, entiendo que el debate sobre la herencia africana en México también se encuentra estancado, aunque en la Argentina existen algunas particularidades interesantes. La principal tal vez sea, para el área metropolitana de Buenos Aires, la tibia emergencia de un campo más extendido y con voces diversas en el que se discuten temas como no sólo la herencia culinaria o musical y los aportes a la economía y la sociedad, sino también la migración progresiva de población de origen africano en la actualidad y su relación conflictiva con el resto de la sociedad. Es esta posibilidad de hablar claramente sobre el racismo vigente (el racismo sofisticado y no el racismo primitivo: el que se filtra por entre los intersticios de la corrección política, en los orígenes y en la proyección futura de la Nación) lo que podría contribuir a salir del fango, toda vez que artilugios como la narrativa del mestizaje implican, para toda la población de origen africano, un presente subalterno.
Fuentes de las fotos:
y

viernes, 9 de abril de 2010

Foro Afro del INADI en la revista Uno Mismo

Esta nota sobre los miembros del Foro de Afrodescendientes del INADI (ex, en el caso de Celestin que ya no forma parte del mismo) no es nueva, pero se me había pasado -en mi intento de registrar lo máximo posible los discursos sociales al respecto.
Quienes sigan el blog saben que he manifestado varias veces mi desacuerdo con las políticas del INADI pero sin duda es interesante escuchar las voces de los miembros del Foro.
Me gustaron, además, las fotos, bien alejadas de las que solemos ver..
Agradezco a Diego Ramos por dejarme reproducir esta entrada de su blog, y lo recomiendo, tiene varias notas sobre cultura afroamericana (dire abajo).


Alma africana
El Foro de Afrodescencientes y Africanos del Inadi busca dar visibilidad a nuestra cultura negra.
Por Diego Oscar Ramos (texto e imágenes)
Publicado en la revista Uno Mismo - Abril 09
Como para llenar un vacío de muchos años, vivimos tiempos donde se empieza a reconocer abiertamente la herencia de africanidad de nuestra historia. Y se da justo en un momento donde crecen también las migraciones de países africanos, lo que plantea un paso más en el dibujo constante de nuestra identidad. En este contexto se creó en octubre de 2006 el Foro de Afrodescendientes y Africanos en la Argentina, una entidad dependiente del Instituto Nacional contra la Discriminación (Inadi). El fin es promover el pluralismo social y cultural, además de la lucha contra la discriminación de esta población específica. Según datos de un censo piloto también del 2006, realizado en el barrio porteño de Monserrat y en la localidad santafecina de Santa Rosa de Lima, el 5% de la población sabe que tiene antepasados de origen negro africano y un 20% considera que podría tenerlos. Estos números daban respaldo a un estudio del Centro de Genética de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires que indicaba que un 4,3 % de habitantes de la capital y el conurbano bonaerense tiene marcadores genéticos africanos.
“Tengo la sensación de que, de a poquito, es la primera vez que estamos saliendo a la luz, nosotros, los desconocidos de siempre, los que según la historia desaparecimos con las guerras o la fiebre amarilla, pero no es así”, asegura Elida Obellia, miembro del Consejo Asesor del Inadi para estos temas y presidenta de la Federación de Organizaciones Afro. Aporta entonces datos complementarios, de un censo de 2005 realizado en conjunto por el Indec, la UBA y el Banco Mundial, que indican que hay 2 millones de afrodescendientes en zonas como San Telmo, Matanza y Santa Fe. Los datos, de todos modos, acaban siendo relativos, comenta Obellia y asegura: “No sabemos cuántos somos realmente, porque somos mestizos y lo afro ya trasciende la piel, lo ves los rasgos de la gente, en la boca bembona, la nariz chata y los rulos, en el cuerpo, alcanza con salir a la calle para ver cuánto de negro tiene este país”·
Los registros más tradicionales de nuestra historia afirmaban que la población negra en Argentina disminuyó desde comienzos del siglo XIX hasta prácticamente desaparecer. Lo que junto a las políticas inmigratorias de la década del 80 del siglo XIX, cuando se comenzó a incentivar la llegada masiva de población europea, hizo que la presencia afroargentina pareciese casi nula. Y se han reclasificado situaciones como la participación masiva de negros en la guerra contra Paraguay y el ataque fatal de la fiebre amarilla sobre regiones más pobres donde estaba instalada el nudo de comunidades afro, dándose lecturas históricas que dicen que en esto pudo haber existido una política de exterminio masivo. Frente a estas zonas de nuestra historia, el Foro se plantea como posible portador de un recambio energético de esa potencia negadora. “Después de tantos años de estar escondidos es la primera vez que se logra que el Ministerio de Educación apruebe la implementación en los libros de texto escolares de la inclusión de nuestra historia afro, ya se firmaron acuerdos con el 70 por ciento de las editoriales”, comenta con entusiasmo la representante del Foro y agrega: “Las nuevas generaciones van a saber que existimos”. En su caso, este trabajo la llevó a viajar a Angola, donde hasta encontró una mujer de enorme similitud física y fisonómica, lo que le dio pistas de su origen ancestral, algo que nunca había podido rastrear con certeza.
Este tipo de búsquedas ligadas a la identidad profunda pueden divisarse al asistir a reuniones del Foro, donde participan desde descendientes directos de africanos a personas que profesan religiones de base africana, más allá del color de su piel. También lo conforman inmigrantes de países de reconocida presencia negra como Brasil a hombres nacidos en naciones africanas. Esta diversidad hace también que las discusiones posean un espectro amplio en búsquedas y propuestas, lo que parecería lógico si se quiere hacer un trabajo que contemple la africanidad argentina en sus rasgos más vitales y no sólo en lo más obvio.
Ir más allá
Es en ese sentido que Nengumbi Celestin Sukama, nacido en la República Democrática del Congo hace 50 años y llegado al país en 1995, tiene intenciones firmes de ir a lo profundo con la erradicación de la discriminación y el racismo. Actualmente está a cargo en el Foro de un censo para los nuevos migrantes africanos. Por haber vivido la discriminación laboral, siendo desocupado por años aún con título de Contador y dominando varios idiomas, es que Sukama evalúa con cautela lo conseguido. “Obviamente que es importante, porque se está hablando de la temática afro desde un espacio institucional”, comenta y dice que para que se llegue a fondo hay que convertirlo en parte de la misma cultura. Por eso es que considera que no hay que quedarse sólo en el rescate de lo folclórico. “Los afro sabemos bailar, es el lugar que se nos ha dado históricamente, pero hay que escalar un poco, porque la capacidad del ser humano no depende de la piel, el cerebro no tiene color”, sentencia el miembro del Foro y repite que quiere mucho más que conseguir libertad de expresión cultural o religiosa. Así aporta que es necesario que todos los políticos incorporen el tema del racismo en sus discursos. Eso como primer paso, porque lo que siente que cambiará las cosas está en el plano de la acción y la presencia. “Tiene que haber un secretario afro, un viceministro, alguien en Cancillería, en el Gabinete, en la Presidencia, en las direcciones de las empresas”, dice el miembro del Foro y agrega que también las ficciones televisivas deberían ubicar a personas afro en ese tipo de roles. Eso complementaría un trabajo que hasta ahora se ha enmarcado básicamente en lo cultural y religioso, un proceso que incluyó desde conferencias, seminarios y espectáculos estético religiosos. En un 2009 que ya va anunciando como pleno de actividades en sintonía con el objetivo de reunir entre sí a los afrodescendientes y a los africanos que aquí vivan, es que Sukama concluye: “Empezar a ver estas actividades es revitalizar la historia de los negros en Argentina, todo esto es un signo positivo, pero hay que ir más allá”.

Tres etapas
“Existen investigaciones en diversos países americanos que, basadas en el hallazgo de objetos precolombinos con figuras de rasgos negros bien definidos, sostienen la teoría de la llegada de africanos al continente antes de los españoles. Sin embargo, la conformación de la comunidad negra argentina se desarrolla en tres momentos históricos”, se indica en un texto del Decreto 1086/2005 titulado "Hacia un Plan Nacional contra la Discriminación". Allí se indica que “el primer momento comienza en el siglo XVI y se consolida en los siglos XVII y XVIII con la trata de africanos esclavizados destinados a servir de mano de obra de los colonos europeos en América”. Luego se explica que el segundo “comienza a fines del siglo XIX, se extiende hasta mediados del XX y corresponde a las inmigraciones provenientes de la islas de Cabo Verde, que llegaron en busca de mejores condiciones de vida que las impuestas por la administración colonial portuguesa”. El tercer momento, prosigue el documento, “ocurre sobre todo a partir de la década de 1990. Sus causas son principalmente económicas aunque se combina a temores de persecución política. En este momento llegaron al país migrantes de Senegal, Nigeria, Mali, Sierra Leona, Liberia, Ghana y Congo”. Finalmente, se aduce que en esa misma etapa arribaron al país otros afrodescendientes desde países latinoamericanos como Perú, Brasil, Cuba, Colombia, República Dominicana, Ecuador y Honduras.


Fuente de la nota: blog del autor:
Agradezco a Eva Lamborghini por el dato